sábado, 31 de enero de 2015

Riesgos de Compuestos clorados de vinilo y vinilideno

Los vinilos son productos químicos intermedios y se utilizan prin- cipalmente como monómeros en la fabricación de plásticos. Muchos de ellos se obtienen mediante la adición del compuesto apropiado al acetileno. Como ejemplos de monómeros de vinilo pueden citarse el bromuro de vinilo, el cloruro de vinilo, el fluo- ruro de vinilo, el acetato de vinilo, los éteres vinílicos y los ésteres vinílicos. Los polímeros son productos de alto peso molecular obtenidos mediante polimerización, un proceso que puede defi- nirse como la combinación de monómeros iguales para producir otro compuesto que contiene los mismos elementos en las mismas proporciones, pero con un peso molecular superior y diferentes características físicas.

viernes, 30 de enero de 2015

Riesgos del cloruro de alilo (cloropreno)

El cloruro de alilo (cloropreno) tiene propiedades inflamables y tóxicas. Aunque produce un efecto narcótico débil, es muy tóxico. Provoca una intensa irritación de los ojos y de las vías respiratorias superiores. Tanto la exposición aguda como la crónica pueden ocasionar lesiones pulmonares, hepáticas y renales. La exposición crónica también se ha asociado a una disminución de la presión sistólica y de la tonicidad de los vasos cerebrales. En contacto con la piel provoca irritación leve, pero su absorción por vía percutánea causa un dolor muy localizado en la zona de contacto y puede ocasionar lesiones sistémicas.
Los estudios con animales han obtenido resultados contradic- torios con respecto a la carcinogenicidad, mutagenicidad y toxi- cidad reproductiva de esta sustancia. La IARC ha asignado el cloruro de alilo al Grupo 3 como inclasificable.

jueves, 29 de enero de 2015

Riesgos de Compuestos alílicos

Los compuestos alílicos son análogos insaturados de los compuestos propílicos correspondientes y se representan con la fórmula general CH2:CHCH2X, donde X suele ser un halógeno, un hidroxilo o un radical ácido orgánico. Al igual que en el caso de los compuestos vinílicos estrechamente emparentados, las propiedades reactivas del doble enlace han demostrado su utilidad para síntesis químicas y polimerizaciones.
Este doble enlace de los compuestos alílicos se asocia también
a ciertos efectos fisiológicos importantes para la higiene indus- trial. Se ha observado que los ésteres alifáticos insaturados presentan propiedades irritantes y lacrimógenas de las que carecen (al menos en la misma medida) los ésteres saturados correspondientes, y la DL50 aguda por diversas vías tiende a ser menor en el caso del éster insaturado que en el del compuesto saturado. En estos aspectos se observan diferencias notables entre
el acetato de alilo y el acetato de propilo. Sin embargo, las propiedades irritantes no se limitan a los ésteres alílicos, encon- trándose en diferentes clases de compuestos alílicos.

miércoles, 28 de enero de 2015

Riesgos del Tricloroetileno. (II)

Tras el contacto repetido con tricloroetileno líquido, puede producirse dermatitis grave (sequedad, enrojecimiento, aspereza y cuarteamiento de la piel), seguida de infección secundaria y sensibilización.
La IARC ha clasificado el tricloroetileno en el Grupo 2A como probable carcinógeno humano. Además, el sistema nervioso central es el principal órgano afectado por la toxicidad crónica. Conviene distinguir dos tipos de efectos: (a) el efecto narcótico del tricloroetileno y su metabolito tricloroetanol mientras se encuen- tran en el organismo; y (b) las secuelas a largo plazo como conse- cuencia de sobreexposiciones repetidas. Estas secuelas pueden durar varias semanas o incluso meses después de finalizar la exposición al tricloroetileno. Los principales síntomas son laxitud, mareo, irritabilidad, cefalea, trastornos digestivos, intolerancia al alcohol (embriaguez tras consumir pequeñas cantidades de alcohol, enrojecimiento de la superficie de la piel por vaso- dilatación síntoma conocido como “rubicundez de los desengra- sadores”) y confusión metal. Estos síntomas pueden ir acompa- ñados de signos neurológicos de carácter menor (principalmente del cerebro y del sistema nervioso autónomo, rara vez de los nervios periféricos) y deterioro psicológico. En algunos casos se observan irregularidades del ritmo cardíaco y ligera afectación hepática. El efecto eufórico que produce la inhalación de triclo- roetileno puede provocar deseo de consumo, habituación y esnifado.

martes, 27 de enero de 2015

Riesgos del Tricloroetileno. (I)

En condiciones normales de uso, el tricloroetileno no es inflamable ni explosivo, pero puede descomponerse a altas temperaturas dando ácido clorhídrico, fosgeno (en presencia de oxígeno atmosférico) y otros compuestos. Estas condiciones
(temperaturas superiores a 300 ºC) pueden darse en los metales calentados, en la soldadura al arco y en las llamas desnudas. En presencia de álcalis fuertes (p. ej., hidróxido sódico), puede formarse dicloroacetileno, un compuesto tóxico, explosivo e inflamable.
El tricloroetileno tiene principalmente un efecto narcótico. La exposición a altas concentraciones de vapores (superiores a
1.500 mg/m3) produce un cuadro de excitación o euforia que irá seguido de mareo, confusión, sopor, náuseas, vómitos y, posible- mente, pérdida de consciencia. Cuando se produce la ingestión accidental de tricloroetileno, estos síntomas van precedidos por una sensación de quemazón en la garganta y el esófago. En caso de intoxicación por inhalación, la mayoría de las manifestaciones desaparecen cuando se respira aire no contaminado y se elimina el disolvente y sus metabolitos. No obstante, se han producido algunas muertes como consecuencia de accidentes de trabajo. El contacto prolongado de pacientes inconscientes con tricloroeti- leno líquido puede provocar vesiculación de la superficie cutánea. Otras posibles complicaciones de la intoxicación por tricloroeti- leno son neumonitis química y lesiones hepáticas y renales. Las salpicaduras de tricloroetileno en los ojos producen irritación
(ardor, lagrimeo y otros síntomas).

lunes, 26 de enero de 2015

Riesgos del isómero 1,1,2-tricloroetano

El isómero 1,1,2-tricloroetano se utiliza como producto químico intermedio y como disolvente. La principal respuesta farmacoló- gica a este compuesto es la depresión del SNC. Su toxicidad aguda parece ser menor que la del isómero 1,1,2-. Aunque la IARC lo considera una sustancia inclasificable en términos de carcinogenicidad (Grupo 3), algunos organismos públicos lo tratan como posible carcinógeno humano (p. ej., el National Institute of Occupational Safety and Health (NIOSH) de Estados Unidos).

domingo, 25 de enero de 2015

Riesgos del 1,1,1-tricloroetano

El 1,1,1-tricloroetano se absorbe rápidamente por vía respiratoria y digestiva. Puede absorberse también por vía percutánea, pero esto raramente tiene importancia sistémica, a menos que la sustancia se localice en la superficie cutánea bajo una barrera impermeable. La primera manifestación clínica de sobreexposi- ción es una depresión funcional del sistema nervioso central, que comienza con mareos, descoordinación y prueba de Romberg positiva (el individuo tiene que mantenerse en equilibrio sobre un pie, con los ojos cerrados y los brazos en cruz), que progresa a anestesia y parada del centro respiratorio. La depresión del SNC es proporcional a la magnitud de la exposición y típica de un agente anestésico, de ahí el peligro de sensibilización cardíaca a la epinefrina con aparición de arritmia. Tras una intensa sobre- exposición, se han observado alteraciones transitorias en el hígado y los riñones y en las autopsias se han detectado lesiones pulmonares. La salpicadura de varias gotas directamente sobre la córnea puede provocar una conjuntivitis leve, que remite por sí sola en pocos días. El contacto prolongado o repetido con la piel produce eritema transitorio y una ligera irritación, debido a la acción desgrasante del disolvente.
Tras la absorción de 1,1,1-tricloroetano, un pequeño porcen- taje se metaboliza en dióxido de carbono, mientras que el resto aparece en la orina como glucurónido de 2,2,2-tricloroetanol. Exposición aguda. Las personas expuestas a 900-1.000 ppm expe- rimentaron irritación ocular leve y transitoria y una alteración inmediata, aunque mínima, de la coordinación. Las exposiciones de esta magnitud también pueden provocar cefalea y laxitud. Ocasionalmente se han observado alteraciones del equilibrio en individuos “susceptibles” expuestos a concentraciones de 300-
500 ppm. Una de las pruebas clínicas más sensibles de intoxica- ción ligera durante la exposición es la incapacidad de realizar normalmente una prueba de Romberg modificada. Por encima de 1.700 ppm ya se evidencian claras alteraciones del equilibrio.

La mayoría de los pocos casos mortales documentados en la bibliografía se produjeron por exposición a concentraciones anes- tésicas del disolvente, por depresión del centro respiratorio o por arritmia resultante de la sensibilización cardíaca a la epinefrina.
La IARC considera que el 1,1,1-tricloroetano es inclasificable
(Grupo 3) en términos de carcinogenicidad.

sábado, 24 de enero de 2015

Riesgos del tetracloroetano

El tetracloroetano es un potente narcótico y, además, es tóxico para el sistema nervioso central y para el hígado. La lenta elimi- nación del tetracloroetano del organismo podría explicar su toxi- cidad. La principal vía de absorción de los vapores de esta sustancia suele ser la vía respiratoria, si bien se han dado casos de absorción percutánea. Se ha especulado sobre la posibilidad de que la absorción percutánea produzca algunos efectos en el sistema nervioso (p. ej., temblores). También es un irritante de la piel y puede producir dermatitis.
La mayoría de las exposiciones laborales al tetracloroetano se deben a su empleo como disolvente. Entre 1915 y 1920 se produ- jeron una serie de casos mortales durante los procesos de fabrica- ción de aviones y perlas artificiales, en los que se empleaba tetracloroetano. Otros casos mortales de intoxicación por tetra- cloroetano han estado relacionados con la fabricación de gafas de seguridad, la industria del cuero artificial, la industria del caucho
y una industria bélica no especificada. Se han producido algunos casos no mortales en la fabricación de seda artificial, en el desen- grasado de la lana, en la producción de penicilina y en la indus- tria de joyería.
El tetracloroetano es un potente narcótico, dos o tres veces más potente que el cloroformo en animales. En al s personas se han producido casos de muerte por ingestión de tetracloroetano. En todos estos casos, la muerte sobrevino en las 12 horas siguientes a la ingestión. También se han registrado casos no mortales con pérdida de consciencia, pero sin efectos secundarios graves. En comparación con el tetracloruro de carbono, los efectos narcó- ticos del tetracloroetano son mucho más graves, pero los efectos nefrotóxicos son menos acusados. La intoxicación crónica por tetracloroetano puede adoptar dos formas: efectos en el sistema nervioso central, como temblores, vértigo y dolor de cabeza; y síntomas hepatodigestivos como náuseas, vómitos, dolores gástricos, ictericia y aumento del tamaño del hígado.

viernes, 23 de enero de 2015

Riesgos del cloruro de metilo

El cloruro de metilo es un gas inodoro y, por consiguiente, no advierte de su presencia, razón por la cual puede producirse una exposición considerable sin que los afectados se den cuenta. También existe riesgo de susceptibilidad individual incluso con exposiciones leves. En animales se ha demostrado que el HCBD ejerce efectos muy diferentes según la especie, afectándose tanto más cuanto mayor sea el desarrollo del sistema nervioso central, lo que hace presumir que en el hombre provoque grados de susceptibilidad superiores. Un riesgo que comporta la exposición crónica a pequeñas concentraciones es la posibilidad de que la
“borrachera”, el mareo y la lenta recuperación de una intoxica- ción ligera impida que se reconozca la causa o se sospeche la exis- tencia de fugas, lo que provocaría exposiciones prolongadas y accidentes. La mayoría de los casos mortales registrados se produjeron por derrame del líquido de los refrigerados domés- ticos o por defectos de las plantas de refrigeración. El clorome- tano comporta también un grave peligro de incendio y explosión. La intoxicación aguda se caracteriza por un período de latencia de algunas horas entre la exposición y la aparición de los síntomas. Estos síntomas son cefalea, fatiga, náuseas, vómitos y dolor abdominal. Es posible que la persona afectada haya sufrido mareos y sopor durante algún tiempo antes de que se precipite el ataque más agudo por un accidente repentino. Se han descrito pocos casos de intoxicación crónica por exposiciones más leves, posiblemente porque los síntomas desaparecen poco tiempo después de cesar la exposición. Las molestias en los casos leves consisten en mareo, dificultad para caminar, cefalea, náuseas
y vómitos. Los síntomas objetivos más frecuentes son marcha tambaleante, nistagmo, trastornos del habla, hipotensión arterial
y reducción y alteración de la actividad eléctrica cerebral. Una intoxicación leve prolongada puede provocar lesiones perma- nentes del músculo cardíaco y del sistema nervioso central, con cambio de la personalidad, depresión, irritabilidad y, ocasional- mente, alucinaciones visuales y auditivas. El aumento del conte- nido de albúmina en el líquido cefalorraquídeo, con posibles lesiones piramidales y extrapiramidales, puede sugerir un diag- nóstico de meningoencefalitis. En los casos de muerte, la autopsia ha demostrado la existencia de congestión pulmonar, hepática
y renal.

jueves, 22 de enero de 2015

Riesgos del hexacloroetano

El hexacloroetano posee un efecto narcótico. No obstante, al ser sólido y tener una presión de vapor bastante baja en condiciones normales, el riesgo de depresión del sistema nervioso central por inhalación es pequeño. Irrita la piel y las mucosas. Se ha obser- vado irritación producida por polvo de esta sustancia y se han descrito casos de trabajadores expuestos a vapores calientes de hexacloroetano que desarrollaron blefarospasmo, fotofobia, lagrimeo y enrojecimiento de la conjuntiva, pero sin lesiones corneales ni secuelas permanentes. En animales se ha demostrado que el hexacloroetano puede provocar cambios distróficos en el hígado y en otros órganos.
La IARC ha asignado el HCBD al Grupo 3 de compuestos inclasificables en términos de carcinogenicidad.

miércoles, 21 de enero de 2015

Riesgos del dicloruro de etileno (II)

La clasificación del cloruro de etileno como carcinógeno del Grupo 2B se basa en el aumento significativo de la tasa de tumores observado en ratas y ratones de ambos sexos. Muchos de los tumores, como el hemangiosarcoma, son de tipos poco comunes que rara vez se encuentran en los animales de control.

El “tiempo transcurrido hasta la aparición de un tumor” en los animales tratados es menor que en los controles. Al haberse demostrado que produce enfermedades malignas progresivas de varios órganos en dos especies de animales, el dicloruro de etileno debe considerarse un posible cancerígeno humano. Hexaclorobutadieno (HCBD). Se han dado pocos casos de enfer- medades de origen profesional relacionadas con esta sustancia. Trabajadores agrícolas que fumigaban viñedos y se vieron expuestos simultáneamente a concentraciones de 0,8-30 mg/m3 de HCBD y 0,12-6,7 mg/m3 de policlorobutano en la atmósfera presentaron hipotensión, trastornos cardíacos, bronquitis crónica, lesiones hepáticas crónicas y alteraciones funcionales del sistema nervioso. En otros trabajadores expuestos se observaron lesiones cutáneas probablemente debidas al HCBD.

martes, 20 de enero de 2015

Riesgos del dicloruro de etileno (I)

El dicloruro de etileno es inflamable y comporta un grave peligro de incendio. La IARC lo ha clasificado en el Grupo 2B como posible carcinógeno humano. El dicloruro de etileno puede absorberse por vía respiratoria, percutánea y digestiva. Se meta- boliza en 2-cloroetanol y ácido monocloroacético, siendo estos dos metabolitos más tóxicos que el compuesto original. El umbral de olor de esta sustancia para el hombre, determinado en condi- ciones controladas de laboratorio, oscila entre 2 y 6 ppm. No obstante, la adaptación parece producirse relativamente pronto, de manera que al cabo de 1 ó 2 minutos, el olor producido por una concentración de 50 ppm apenas se detecta. El dicloruro de etileno es muy tóxico para el ser humano. Concentraciones de entre 80 y 100 ml son suficientes para provocar la muerte en un plazo de 24 ó 48 horas. La inhalación de 4.000 ppm provoca lesiones graves. A elevadas concentraciones produce irritación inmediata de los ojos, la nariz, la garganta y la piel.
Un importante uso de este producto químico es en la fabrica- ción de cloruro de vinilo mediante un proceso en su mayor parte cerrado. No obstante, pueden producirse y se producen fugas que entrañan un riesgo para el trabajador expuesto. El mayor riesgo de exposición se produce durante el vaciado de envases que contienen dicloruro de etileno en el interior de cubetas abiertas, desde donde se utiliza posteriormente para la fumigación de cereales. También se producen exposiciones por fugas durante su fabricación, en la aplicación de pinturas, en la extracción de disolventes y en operaciones de vertido de residuos. El dicloruro de etileno se fotooxida rápidamente en el aire y no se acumula en el medio ambiente. Tampoco parece bioconcentrarse en ninguna cadena alimentaria ni acumularse en los tejidos humanos.

lunes, 19 de enero de 2015

Riesgos del El diclorometano (cloruro de metileno) (II)

Con todo, la intoxicación leve no parece producir ninguna discapacidad permanente y la toxicidad hepática potencial del diclorometano es mucho menor que la de otros hidrocarburos halogenados (en especial, el tetracloruro de carbono), si bien los resultados de los experimentos con animales son contradictorios a este respecto. El diclorometano rara vez se utiliza en estado puro, mezclándose a menudo con otros compuestos que sí ejercen un efecto hepatotóxico. Ya en 1972 se demostró que las personas expuestas a diclorometano presentan concentraciones elevadas de carboxihemoglobina (10 % una hora después de la exposición durante dos horas a 1.000 ppm de diclorometano y 3,9 % 17 horas más tarde) debido a la conversión endógena del dicloro- metano en monóxido de carbono. En aquella época, la exposición a concentraciones de diclorometano que no superaran una media ponderada en el tiempo (TWA) de 500 ppm podría dar lugar a un nivel de carboxihemoglobina superior al permitido para el monóxido de carbono (un 7,9 % de COHb es el nivel de saturación correspondiente a una exposición a 50 ppm de CO); y
100 ppm de diclorometano producirían el mismo nivel de COHb o la misma concentración de CO en el aire alveolar que 50 ppm de CO.
El contacto directo con esta sustancia puede provocar irrita- ción de la piel y los ojos, pero los principales problemas industriales que ocasiona la exposición excesiva son los síntomas de embriaguez y descoordinación que produce la intoxicación por diclorometano, y los actos inseguros y los consiguientes acci- dentes que pueden provocar estos síntomas.
El diclorometano atraviesa la barrera placentaria y puede detectarse en los tejidos del embrión tras la exposición de la madre. También se excreta en la leche materna. En la actua- lidad, no se dispone de datos suficientes sobre su toxicidad reproductiva.

domingo, 18 de enero de 2015

Riesgos del El diclorometano (cloruro de metileno) (I)

El diclorometano (cloruro de metileno) es muy volátil y en las zonas mal ventiladas pueden acumularse grandes concentraciones atmosféricas capaces de provocar la pérdida de consciencia de los individuos expuestos. Sin embargo, esta sustancia tiene un olor dulzón detectable a concentraciones superiores a 300 ppm, por lo que es fácil percibir su presencia antes de que se alcancen concentraciones con efectos agudos. Aunque no se disponen de datos suficientes en el hombre, la IARC ha considerado que existen datos suficientes en animales como para clasificar al diclo- rometano como posible carcinógeno humano.
Se han dado casos de intoxicación mortal en trabajadores que entraron en espacios cerrados donde existían altas concentra- ciones de diclorometano. Uno de estos casos mortales se produjo durante la extracción de una oleorresina por medio de un proceso en el que la mayoría de las operaciones se realizaron en un sistema cerrado. Sin embargo, el trabajador se intoxicó por los vapores que escapaban por el respiradero interno de suministro del tanque y por los filtros. Se comprobó que la pérdida de diclo- rometano del sistema alcanzaba los 3.750 litros semanales.
El diclorometano ejerce su principal acción tóxica en el sistema nervioso central, produciendo narcosis y, a concentraciones altas, efectos anestésicos que se evidencian por una intensa fatiga, mareo, sopor e incluso inconsciencia. El margen de seguridad entre estos efectos graves y otros de menor importancia es muy pequeño. Los efectos narcóticos provocan pérdida de apetito, cefalea, mareo, irritabilidad, estupor, entumecimiento y hormi- gueo en las extremidades. La exposición prolongada a las concentraciones narcóticas más bajas puede producir, después de un período de latencia de varias horas, disnea, tos seca e impro- ductiva con intenso dolor y, posiblemente, edema pulmonar. Algunos autores han observado también alteraciones hemáticas, con disminución del recuento de hematíes y del nivel de hemo- globina, así como congestión local de los vasos cerebrales y dilata- ción cardíaca.

sábado, 17 de enero de 2015

Riesgos del 2-cloropropano

El 2-cloropropano es un potente anestésico, pero no se ha utili- zado demasiado, ya que provoca vómitos y arritmia cardíaca en las personas y lesiones hepáticas y renales en los animales de experimentación. Las salpicaduras en la piel o en los ojos pueden provocar efectos graves, pero transitorios. Esta sustancia comporta un grave riesgo de incendio.

viernes, 16 de enero de 2015

Riesgo del Cloroformo.

El cloroformo es uno de los hidrocarburos clorados volátiles más peligrosos. Es nocivo cuando penetra en el orga- nismo por inhalación, por ingestión o por contacto con la piel y puede provocar narcosis, parálisis respiratoria, parada cardíaca o muerte tardía por lesiones hepáticas y renales. Algunas personas lo esnifan. El cloroformo líquido desengrasa la piel y produce quemaduras químicas. En la rata y el ratón tiene efectos terató- genos y cancerígenos. Cuando el cloroformo reacciona con oxidantes fuertes, se forma fosgeno.
El cloroformo es un producto químico ampliamente utilizado en productos comerciales y se forma espontáneamente por clora- ción de compuestos orgánicos, como en el agua potable clorada. El cloroformo atmosférico se deriva al menos en parte de la degradación fotoquímica del tricloroetileno. En presencia de luz solar, se descompone lentamente en fosgeno, cloro y cloruro de hidrógeno.
Basándose en las evidencias experimentales disponibles, la IARC ha clasificado el cloroformo en el Grupo 2B como posible carcinógeno humano. La DL50 por vía oral para perros y ratas es aproximadamente de 1 g/kg. Las ratas de dos semanas se mostraron dos veces más susceptibles que las ratas adultas. El ratón es más susceptible que la rata, siendo la causa de la muerte las lesiones hepáticas que se producen. En ratas, cobayas
y perros expuestos durante 6 meses (7 horas al día, 5 días a la semana) a concentraciones de 25 ppm en el aire, se produjeron alteraciones histopatológicas en el hígado y los riñones. Se observó infiltración grasa, degeneración granular centrilobular con áreas de necrosis en el hígado y alteración de las actividades enzimáticas en el suero, así como inflamación del epitelio de los túbulos, proteinuria, glucosuria y disminución de la excreción de sulfofenolftaleina. En una serie de estudios se vio que el cloro- formo no tiene apenas capacidad para provocar anomalías cromosómicas, por lo que se cree que su carcinogenicidad se debe a mecanismos no genotóxicos. El cloroformo también provoca ciertas anomalías fetales en los animales de experimenta- ción y todavía no se ha establecido una concentración sin efectos. Las personas expuestas a vapores de cloroformo manifiestan síntomas diferentes dependiendo de la concentración y la dura- ción de la exposición: cefalea, sopor, sensación de embriaguez, laxitud, mareo, náuseas, excitación, inconsciencia, depresión respiratoria, coma y muerte en estado de narcosis. La muerte suele producirse por parálisis respiratoria o parada cardíaca. El cloroformo sensibiliza al miocardio frente a las catecolaminas. Una concentración de 10.000-15.000 ppm de cloroformo en el aire inhalado produce anestesia y una concentración de
15.000-18.000 ppm puede ser letal. Las concentraciones hemá- ticas que producen narcosis varían entre 30 y 50 mg/100 ml. Los niveles de 50-70 mg/100 ml de sangre son letales. Es posible que, en los casos de exposición intensa a esta sustancia, y tras una recuperación transitoria, se produzca la muerte por fracaso de las funciones hepática y renal. Se han descrito efectos del cloroformo en el miocardio. La inhalación de concentraciones muy altas puede provocar parada cardíaca súbita (muerte por shock).
Los trabajadores expuestos a concentraciones bajas en el aire durante largos períodos de tiempo y las personas que han desa- rrollado una dependencia del cloroformo pueden sufrir síntomas neurológicos y gastrointestinales semejantes a los que se dan en el alcoholismo crónico. También se han observado alteraciones hepáticas, con hepatomegalia, hepatitis tóxica y degeneración grasa del hígado.

jueves, 15 de enero de 2015

Riesgos del El tetracloruro de carbono

El tetracloruro de carbono es un producto químico extremadamente peligroso que ha causado la muerte por intoxicación de trabaja- dores sometidos a exposiciones agudas al mismo. La IARC lo ha clasificado en el Grupo 2B como posible carcinógeno humano y muchas autoridades, como la British Health and Safety Execu- tive, han exigido que se abandone progresivamente su uso en la industria. Puesto que una gran parte del tetracloruro de carbono se utilizaba en la producción de clorofluorocarburos, la práctica eliminación de estos productos químicos ha hecho también que disminuya el uso de este disolvente en la industria.
La mayoría de las intoxicaciones por tetracloruro de carbono se han producido por inhalación de sus vapores. No obstante, esta sustancia se absorbe fácilmente por vía digestiva. Al ser un buen disolvente de grasas, el contacto del tetracloruro de carbono con la piel la desengrasa, lo que puede dar lugar a la aparición de una dermatitis séptica secundaria. Como se absorbe por vía percutánea, deben tomarse precauciones para evitar el contacto prolongado y repetido de esta sustancia con la piel. El contacto con los ojos puede causar irritación pasajera, pero no provoca lesiones graves.
El tetracloruro de carbono exhibe propiedades anestésicas y la exposición a altas concentraciones de vapores pueden causar la rápida pérdida de consciencia. Las personas expuestas a concen- traciones de vapores de tetracloruro de carbono inferiores a las anestésicas presentan con frecuencia otros efectos en el sistema nervioso, como mareo, vértigos, cefalea, depresión, confusión mental y descoordinación. A concentraciones más altas provoca arritmias cardíacas y fibrilación ventricular. Algunas personas expuestas a concentraciones de vapores sorprendentemente bajas sufren trastornos gastrointestinales, como náuseas, vómitos, dolores abdominales y diarrea.
Los efectos del tetracloruro de carbono en el hígado y los riñones merecen una atención especial cuando se evalúan los riesgos potenciales a los que están expuestas las personas que trabajan con este compuesto. Debe recordarse que el consumo del alcohol potencia sus efectos nocivos. La respuesta inicial consiste en oliguria o anuria, seguida en pocos días por diuresis. La orina recogida durante el período de diuresis tiene una baja densidad relativa y suele contener proteínas, albúmina, cilindros pigmentados y hematíes. El aclaramiento renal de insulina, diodrast y ácido p-aminohipúrico disminuye, lo cual indica una reducción del flujo sanguíneo a través del riñón, así como daños glomerulares y tubulares. La función renal retorna gradualmente
a la normalidad y, en el plazo de entre 100 y 200 días después de la exposición, alcanza el límite inferior de normalidad. El examen histopatológico de los riñones revela diversos grados de deterioro del epitelio tubular.


miércoles, 14 de enero de 2015

Las propiedades como irritantes locales

Las propiedades como irritantes locales de estas sustancias son espe- cialmente acusadas en el caso de algunos de los miembros insatu- rados. No obstante, existen diferencias sorprendentes entre compuestos muy similares (p. ej., el octafluorisobutileno es muchísimo más irritante que el isómero octafluoro-2-buteno). En el caso de otros compuestos de este grupo, el riesgo principal de la exposición aguda por inhalación es el de irritación pulmonar
(p. ej., cloruro de alilo) y algunos de ellos son lacrimógenos (p. ej., tetrabromuro de carbono). Las altas concentraciones de vapores
o las salpicaduras de líquidos pueden ser peligrosas para los ojos en determinados casos. No obstante, las lesiones que producen la mayor parte de los hidrocarburos alifáticos halogenados más utilizados remiten espontáneamente y sólo la exposición prolon- gada de la córnea provoca lesiones permanentes. Algunas de estas sustancias, como el 1,2-dibromometano y el 1,3-dicloropropano, son irritantes y lesivas para la piel, provocando enrojeci- miento, vesiculación y necrosis incluso aunque el contacto haya sido muy breve.
Como buenos disolventes que son, todos estos productos químicos dañan la piel y la desengrasan, tornándola reseca, vulnerable y agrietada, especialmente cuando se producen contactos repetidos.