sábado, 31 de enero de 2015
Riesgos de Compuestos clorados de vinilo y vinilideno
viernes, 30 de enero de 2015
Riesgos del cloruro de alilo (cloropreno)
Los estudios con animales han obtenido resultados contradic- torios con respecto a la carcinogenicidad, mutagenicidad y toxi- cidad reproductiva de esta sustancia. La IARC ha asignado el cloruro de alilo al Grupo 3 como inclasificable.
jueves, 29 de enero de 2015
Riesgos de Compuestos alílicos
Este doble enlace de los compuestos alílicos se asocia también
a ciertos efectos fisiológicos importantes para la higiene indus- trial. Se ha observado que los ésteres alifáticos insaturados presentan propiedades irritantes y lacrimógenas de las que carecen (al menos en la misma medida) los ésteres saturados correspondientes, y la DL50 aguda por diversas vías tiende a ser menor en el caso del éster insaturado que en el del compuesto saturado. En estos aspectos se observan diferencias notables entre
el acetato de alilo y el acetato de propilo. Sin embargo, las propiedades irritantes no se limitan a los ésteres alílicos, encon- trándose en diferentes clases de compuestos alílicos.
miércoles, 28 de enero de 2015
Riesgos del Tricloroetileno. (II)
La IARC ha clasificado el tricloroetileno en el Grupo 2A como probable carcinógeno humano. Además, el sistema nervioso central es el principal órgano afectado por la toxicidad crónica. Conviene distinguir dos tipos de efectos: (a) el efecto narcótico del tricloroetileno y su metabolito tricloroetanol mientras se encuen- tran en el organismo; y (b) las secuelas a largo plazo como conse- cuencia de sobreexposiciones repetidas. Estas secuelas pueden durar varias semanas o incluso meses después de finalizar la exposición al tricloroetileno. Los principales síntomas son laxitud, mareo, irritabilidad, cefalea, trastornos digestivos, intolerancia al alcohol (embriaguez tras consumir pequeñas cantidades de alcohol, enrojecimiento de la superficie de la piel por vaso- dilatación síntoma conocido como “rubicundez de los desengra- sadores”) y confusión metal. Estos síntomas pueden ir acompa- ñados de signos neurológicos de carácter menor (principalmente del cerebro y del sistema nervioso autónomo, rara vez de los nervios periféricos) y deterioro psicológico. En algunos casos se observan irregularidades del ritmo cardíaco y ligera afectación hepática. El efecto eufórico que produce la inhalación de triclo- roetileno puede provocar deseo de consumo, habituación y esnifado.
martes, 27 de enero de 2015
Riesgos del Tricloroetileno. (I)
(temperaturas superiores a 300 ºC) pueden darse en los metales calentados, en la soldadura al arco y en las llamas desnudas. En presencia de álcalis fuertes (p. ej., hidróxido sódico), puede formarse dicloroacetileno, un compuesto tóxico, explosivo e inflamable.
El tricloroetileno tiene principalmente un efecto narcótico. La exposición a altas concentraciones de vapores (superiores a
1.500 mg/m3) produce un cuadro de excitación o euforia que irá seguido de mareo, confusión, sopor, náuseas, vómitos y, posible- mente, pérdida de consciencia. Cuando se produce la ingestión accidental de tricloroetileno, estos síntomas van precedidos por una sensación de quemazón en la garganta y el esófago. En caso de intoxicación por inhalación, la mayoría de las manifestaciones desaparecen cuando se respira aire no contaminado y se elimina el disolvente y sus metabolitos. No obstante, se han producido algunas muertes como consecuencia de accidentes de trabajo. El contacto prolongado de pacientes inconscientes con tricloroeti- leno líquido puede provocar vesiculación de la superficie cutánea. Otras posibles complicaciones de la intoxicación por tricloroeti- leno son neumonitis química y lesiones hepáticas y renales. Las salpicaduras de tricloroetileno en los ojos producen irritación
(ardor, lagrimeo y otros síntomas).
lunes, 26 de enero de 2015
Riesgos del isómero 1,1,2-tricloroetano
domingo, 25 de enero de 2015
Riesgos del 1,1,1-tricloroetano
Tras la absorción de 1,1,1-tricloroetano, un pequeño porcen- taje se metaboliza en dióxido de carbono, mientras que el resto aparece en la orina como glucurónido de 2,2,2-tricloroetanol. Exposición aguda. Las personas expuestas a 900-1.000 ppm expe- rimentaron irritación ocular leve y transitoria y una alteración inmediata, aunque mínima, de la coordinación. Las exposiciones de esta magnitud también pueden provocar cefalea y laxitud. Ocasionalmente se han observado alteraciones del equilibrio en individuos “susceptibles” expuestos a concentraciones de 300-
500 ppm. Una de las pruebas clínicas más sensibles de intoxica- ción ligera durante la exposición es la incapacidad de realizar normalmente una prueba de Romberg modificada. Por encima de 1.700 ppm ya se evidencian claras alteraciones del equilibrio.
La mayoría de los pocos casos mortales documentados en la bibliografía se produjeron por exposición a concentraciones anes- tésicas del disolvente, por depresión del centro respiratorio o por arritmia resultante de la sensibilización cardíaca a la epinefrina.
La IARC considera que el 1,1,1-tricloroetano es inclasificable
(Grupo 3) en términos de carcinogenicidad.
sábado, 24 de enero de 2015
Riesgos del tetracloroetano
La mayoría de las exposiciones laborales al tetracloroetano se deben a su empleo como disolvente. Entre 1915 y 1920 se produ- jeron una serie de casos mortales durante los procesos de fabrica- ción de aviones y perlas artificiales, en los que se empleaba tetracloroetano. Otros casos mortales de intoxicación por tetra- cloroetano han estado relacionados con la fabricación de gafas de seguridad, la industria del cuero artificial, la industria del caucho
y una industria bélica no especificada. Se han producido algunos casos no mortales en la fabricación de seda artificial, en el desen- grasado de la lana, en la producción de penicilina y en la indus- tria de joyería.
El tetracloroetano es un potente narcótico, dos o tres veces más potente que el cloroformo en animales. En al s personas se han producido casos de muerte por ingestión de tetracloroetano. En todos estos casos, la muerte sobrevino en las 12 horas siguientes a la ingestión. También se han registrado casos no mortales con pérdida de consciencia, pero sin efectos secundarios graves. En comparación con el tetracloruro de carbono, los efectos narcó- ticos del tetracloroetano son mucho más graves, pero los efectos nefrotóxicos son menos acusados. La intoxicación crónica por tetracloroetano puede adoptar dos formas: efectos en el sistema nervioso central, como temblores, vértigo y dolor de cabeza; y síntomas hepatodigestivos como náuseas, vómitos, dolores gástricos, ictericia y aumento del tamaño del hígado.
viernes, 23 de enero de 2015
Riesgos del cloruro de metilo
“borrachera”, el mareo y la lenta recuperación de una intoxica- ción ligera impida que se reconozca la causa o se sospeche la exis- tencia de fugas, lo que provocaría exposiciones prolongadas y accidentes. La mayoría de los casos mortales registrados se produjeron por derrame del líquido de los refrigerados domés- ticos o por defectos de las plantas de refrigeración. El clorome- tano comporta también un grave peligro de incendio y explosión. La intoxicación aguda se caracteriza por un período de latencia de algunas horas entre la exposición y la aparición de los síntomas. Estos síntomas son cefalea, fatiga, náuseas, vómitos y dolor abdominal. Es posible que la persona afectada haya sufrido mareos y sopor durante algún tiempo antes de que se precipite el ataque más agudo por un accidente repentino. Se han descrito pocos casos de intoxicación crónica por exposiciones más leves, posiblemente porque los síntomas desaparecen poco tiempo después de cesar la exposición. Las molestias en los casos leves consisten en mareo, dificultad para caminar, cefalea, náuseas
y vómitos. Los síntomas objetivos más frecuentes son marcha tambaleante, nistagmo, trastornos del habla, hipotensión arterial
y reducción y alteración de la actividad eléctrica cerebral. Una intoxicación leve prolongada puede provocar lesiones perma- nentes del músculo cardíaco y del sistema nervioso central, con cambio de la personalidad, depresión, irritabilidad y, ocasional- mente, alucinaciones visuales y auditivas. El aumento del conte- nido de albúmina en el líquido cefalorraquídeo, con posibles lesiones piramidales y extrapiramidales, puede sugerir un diag- nóstico de meningoencefalitis. En los casos de muerte, la autopsia ha demostrado la existencia de congestión pulmonar, hepática
y renal.
jueves, 22 de enero de 2015
Riesgos del hexacloroetano
La IARC ha asignado el HCBD al Grupo 3 de compuestos inclasificables en términos de carcinogenicidad.
miércoles, 21 de enero de 2015
Riesgos del dicloruro de etileno (II)
El “tiempo transcurrido hasta la aparición de un tumor” en los animales tratados es menor que en los controles. Al haberse demostrado que produce enfermedades malignas progresivas de varios órganos en dos especies de animales, el dicloruro de etileno debe considerarse un posible cancerígeno humano. Hexaclorobutadieno (HCBD). Se han dado pocos casos de enfer- medades de origen profesional relacionadas con esta sustancia. Trabajadores agrícolas que fumigaban viñedos y se vieron expuestos simultáneamente a concentraciones de 0,8-30 mg/m3 de HCBD y 0,12-6,7 mg/m3 de policlorobutano en la atmósfera presentaron hipotensión, trastornos cardíacos, bronquitis crónica, lesiones hepáticas crónicas y alteraciones funcionales del sistema nervioso. En otros trabajadores expuestos se observaron lesiones cutáneas probablemente debidas al HCBD.
martes, 20 de enero de 2015
Riesgos del dicloruro de etileno (I)
Un importante uso de este producto químico es en la fabrica- ción de cloruro de vinilo mediante un proceso en su mayor parte cerrado. No obstante, pueden producirse y se producen fugas que entrañan un riesgo para el trabajador expuesto. El mayor riesgo de exposición se produce durante el vaciado de envases que contienen dicloruro de etileno en el interior de cubetas abiertas, desde donde se utiliza posteriormente para la fumigación de cereales. También se producen exposiciones por fugas durante su fabricación, en la aplicación de pinturas, en la extracción de disolventes y en operaciones de vertido de residuos. El dicloruro de etileno se fotooxida rápidamente en el aire y no se acumula en el medio ambiente. Tampoco parece bioconcentrarse en ninguna cadena alimentaria ni acumularse en los tejidos humanos.
lunes, 19 de enero de 2015
Riesgos del El diclorometano (cloruro de metileno) (II)
100 ppm de diclorometano producirían el mismo nivel de COHb o la misma concentración de CO en el aire alveolar que 50 ppm de CO.
El contacto directo con esta sustancia puede provocar irrita- ción de la piel y los ojos, pero los principales problemas industriales que ocasiona la exposición excesiva son los síntomas de embriaguez y descoordinación que produce la intoxicación por diclorometano, y los actos inseguros y los consiguientes acci- dentes que pueden provocar estos síntomas.
El diclorometano atraviesa la barrera placentaria y puede detectarse en los tejidos del embrión tras la exposición de la madre. También se excreta en la leche materna. En la actua- lidad, no se dispone de datos suficientes sobre su toxicidad reproductiva.
domingo, 18 de enero de 2015
Riesgos del El diclorometano (cloruro de metileno) (I)
Se han dado casos de intoxicación mortal en trabajadores que entraron en espacios cerrados donde existían altas concentra- ciones de diclorometano. Uno de estos casos mortales se produjo durante la extracción de una oleorresina por medio de un proceso en el que la mayoría de las operaciones se realizaron en un sistema cerrado. Sin embargo, el trabajador se intoxicó por los vapores que escapaban por el respiradero interno de suministro del tanque y por los filtros. Se comprobó que la pérdida de diclo- rometano del sistema alcanzaba los 3.750 litros semanales.
El diclorometano ejerce su principal acción tóxica en el sistema nervioso central, produciendo narcosis y, a concentraciones altas, efectos anestésicos que se evidencian por una intensa fatiga, mareo, sopor e incluso inconsciencia. El margen de seguridad entre estos efectos graves y otros de menor importancia es muy pequeño. Los efectos narcóticos provocan pérdida de apetito, cefalea, mareo, irritabilidad, estupor, entumecimiento y hormi- gueo en las extremidades. La exposición prolongada a las concentraciones narcóticas más bajas puede producir, después de un período de latencia de varias horas, disnea, tos seca e impro- ductiva con intenso dolor y, posiblemente, edema pulmonar. Algunos autores han observado también alteraciones hemáticas, con disminución del recuento de hematíes y del nivel de hemo- globina, así como congestión local de los vasos cerebrales y dilata- ción cardíaca.
sábado, 17 de enero de 2015
Riesgos del 2-cloropropano
viernes, 16 de enero de 2015
Riesgo del Cloroformo.
El cloroformo es un producto químico ampliamente utilizado en productos comerciales y se forma espontáneamente por clora- ción de compuestos orgánicos, como en el agua potable clorada. El cloroformo atmosférico se deriva al menos en parte de la degradación fotoquímica del tricloroetileno. En presencia de luz solar, se descompone lentamente en fosgeno, cloro y cloruro de hidrógeno.
Basándose en las evidencias experimentales disponibles, la IARC ha clasificado el cloroformo en el Grupo 2B como posible carcinógeno humano. La DL50 por vía oral para perros y ratas es aproximadamente de 1 g/kg. Las ratas de dos semanas se mostraron dos veces más susceptibles que las ratas adultas. El ratón es más susceptible que la rata, siendo la causa de la muerte las lesiones hepáticas que se producen. En ratas, cobayas
y perros expuestos durante 6 meses (7 horas al día, 5 días a la semana) a concentraciones de 25 ppm en el aire, se produjeron alteraciones histopatológicas en el hígado y los riñones. Se observó infiltración grasa, degeneración granular centrilobular con áreas de necrosis en el hígado y alteración de las actividades enzimáticas en el suero, así como inflamación del epitelio de los túbulos, proteinuria, glucosuria y disminución de la excreción de sulfofenolftaleina. En una serie de estudios se vio que el cloro- formo no tiene apenas capacidad para provocar anomalías cromosómicas, por lo que se cree que su carcinogenicidad se debe a mecanismos no genotóxicos. El cloroformo también provoca ciertas anomalías fetales en los animales de experimenta- ción y todavía no se ha establecido una concentración sin efectos. Las personas expuestas a vapores de cloroformo manifiestan síntomas diferentes dependiendo de la concentración y la dura- ción de la exposición: cefalea, sopor, sensación de embriaguez, laxitud, mareo, náuseas, excitación, inconsciencia, depresión respiratoria, coma y muerte en estado de narcosis. La muerte suele producirse por parálisis respiratoria o parada cardíaca. El cloroformo sensibiliza al miocardio frente a las catecolaminas. Una concentración de 10.000-15.000 ppm de cloroformo en el aire inhalado produce anestesia y una concentración de
15.000-18.000 ppm puede ser letal. Las concentraciones hemá- ticas que producen narcosis varían entre 30 y 50 mg/100 ml. Los niveles de 50-70 mg/100 ml de sangre son letales. Es posible que, en los casos de exposición intensa a esta sustancia, y tras una recuperación transitoria, se produzca la muerte por fracaso de las funciones hepática y renal. Se han descrito efectos del cloroformo en el miocardio. La inhalación de concentraciones muy altas puede provocar parada cardíaca súbita (muerte por shock).
Los trabajadores expuestos a concentraciones bajas en el aire durante largos períodos de tiempo y las personas que han desa- rrollado una dependencia del cloroformo pueden sufrir síntomas neurológicos y gastrointestinales semejantes a los que se dan en el alcoholismo crónico. También se han observado alteraciones hepáticas, con hepatomegalia, hepatitis tóxica y degeneración grasa del hígado.
jueves, 15 de enero de 2015
Riesgos del El tetracloruro de carbono
La mayoría de las intoxicaciones por tetracloruro de carbono se han producido por inhalación de sus vapores. No obstante, esta sustancia se absorbe fácilmente por vía digestiva. Al ser un buen disolvente de grasas, el contacto del tetracloruro de carbono con la piel la desengrasa, lo que puede dar lugar a la aparición de una dermatitis séptica secundaria. Como se absorbe por vía percutánea, deben tomarse precauciones para evitar el contacto prolongado y repetido de esta sustancia con la piel. El contacto con los ojos puede causar irritación pasajera, pero no provoca lesiones graves.
El tetracloruro de carbono exhibe propiedades anestésicas y la exposición a altas concentraciones de vapores pueden causar la rápida pérdida de consciencia. Las personas expuestas a concen- traciones de vapores de tetracloruro de carbono inferiores a las anestésicas presentan con frecuencia otros efectos en el sistema nervioso, como mareo, vértigos, cefalea, depresión, confusión mental y descoordinación. A concentraciones más altas provoca arritmias cardíacas y fibrilación ventricular. Algunas personas expuestas a concentraciones de vapores sorprendentemente bajas sufren trastornos gastrointestinales, como náuseas, vómitos, dolores abdominales y diarrea.
Los efectos del tetracloruro de carbono en el hígado y los riñones merecen una atención especial cuando se evalúan los riesgos potenciales a los que están expuestas las personas que trabajan con este compuesto. Debe recordarse que el consumo del alcohol potencia sus efectos nocivos. La respuesta inicial consiste en oliguria o anuria, seguida en pocos días por diuresis. La orina recogida durante el período de diuresis tiene una baja densidad relativa y suele contener proteínas, albúmina, cilindros pigmentados y hematíes. El aclaramiento renal de insulina, diodrast y ácido p-aminohipúrico disminuye, lo cual indica una reducción del flujo sanguíneo a través del riñón, así como daños glomerulares y tubulares. La función renal retorna gradualmente
a la normalidad y, en el plazo de entre 100 y 200 días después de la exposición, alcanza el límite inferior de normalidad. El examen histopatológico de los riñones revela diversos grados de deterioro del epitelio tubular.
miércoles, 14 de enero de 2015
Las propiedades como irritantes locales
(p. ej., cloruro de alilo) y algunos de ellos son lacrimógenos (p. ej., tetrabromuro de carbono). Las altas concentraciones de vapores
o las salpicaduras de líquidos pueden ser peligrosas para los ojos en determinados casos. No obstante, las lesiones que producen la mayor parte de los hidrocarburos alifáticos halogenados más utilizados remiten espontáneamente y sólo la exposición prolon- gada de la córnea provoca lesiones permanentes. Algunas de estas sustancias, como el 1,2-dibromometano y el 1,3-dicloropropano, son irritantes y lesivas para la piel, provocando enrojeci- miento, vesiculación y necrosis incluso aunque el contacto haya sido muy breve.
Como buenos disolventes que son, todos estos productos químicos dañan la piel y la desengrasan, tornándola reseca, vulnerable y agrietada, especialmente cuando se producen contactos repetidos.