Desde el punto de vista farmacológico, los hidrocarburos supe- riores al etano pueden considerarse dentro del grupo de los anes- tésicos generales, en esa larga lista de sustancias conocidas como depresores del sistema nervioso central. Los vapores de estos hidrocarburos producen una ligera irritación de las mucosas. La intensidad de la irritación aumenta de pentano a octano. En general, la toxicidad de los alcanos aumenta al hacerlo el número de carbonos de la molécula. Asimismo, los alcanos de cadena lineal son más tóxicos que los isómeros ramificados.
Los hidrocarburos parafínicos líquidos son disolventes de grasas e irritantes primarios de la piel. El contacto repetido o prolongado con la piel, la seca y desengrasa, con resultado de irritación y dermatitis. El contacto directo de los hidrocarburos líquidos con el tejido pulmonar (por aspiración) produce neumo- nitis química, edema pulmonar y hemorragia. La intoxicación crónica por n-hexano o mezclas que contengan n-hexano puede causar polineuropatía.
La exposición breve a concentraciones de propano de
10.000 ppm (1 %) no produce síntomas en el ser humano. La concentración de 100.000 ppm (10 %) no es irritante para los ojos, la nariz ni el tracto respiratorio, si bien produce un ligero mareo al cabo de unos minutos. El gasbutano causa sopor, pero no efectos sistémicos, con exposiciones a 10.000 ppm (1 %) durante
10 minutos.
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