En el ser humano, el contacto de las partes expuestas del cuerpo (especialmente superficies húmedas) con quinona, ya sea en forma de material cristalino, solución o vapores condensados, provoca lesiones locales graves en la piel y las mucosas. Los cambios locales consisten en despigmentación, irritación intensa con eritema, hinchazón y formación de pápulas y vesículas. El contacto prolongado con la piel puede causar necrosis. La condensación de vapores en los ojos provoca graves trastornos de la visión. La lesión suele extenderse por toda la conjuntiva y se caracteriza por un depósito de pigmento. La pigmentación, que va desde un marrón difuso hasta la aparición de glóbulos de color negro marrón, se localiza principalmente en las zonas que se extienden desde los canthi en dirección medial hasta los bordes de la córnea. La lesión afecta a todas las capas de la córnea, con la consiguiente decoloración, que puede ser blanca y opaca o marrón verduzca y traslúcida. La lesión de la córnea puede seguir existiendo una vez que el pigmento ha desaparecido. Algunos casos de ulceración de la córnea se han producido después de tan sólo una breve exposición a altas concentraciones de vapor de quinona o tras la exposición reiterada a concentraciones modera- damente altas.
lunes, 6 de julio de 2020
Riesgos de la Quinona.
En el ser humano, el contacto de las partes expuestas del cuerpo (especialmente superficies húmedas) con quinona, ya sea en forma de material cristalino, solución o vapores condensados, provoca lesiones locales graves en la piel y las mucosas. Los cambios locales consisten en despigmentación, irritación intensa con eritema, hinchazón y formación de pápulas y vesículas. El contacto prolongado con la piel puede causar necrosis. La condensación de vapores en los ojos provoca graves trastornos de la visión. La lesión suele extenderse por toda la conjuntiva y se caracteriza por un depósito de pigmento. La pigmentación, que va desde un marrón difuso hasta la aparición de glóbulos de color negro marrón, se localiza principalmente en las zonas que se extienden desde los canthi en dirección medial hasta los bordes de la córnea. La lesión afecta a todas las capas de la córnea, con la consiguiente decoloración, que puede ser blanca y opaca o marrón verduzca y traslúcida. La lesión de la córnea puede seguir existiendo una vez que el pigmento ha desaparecido. Algunos casos de ulceración de la córnea se han producido después de tan sólo una breve exposición a altas concentraciones de vapor de quinona o tras la exposición reiterada a concentraciones modera- damente altas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario