En el hombre, la toxicidad del boro se manifiesta principalmente tras el uso crónico de medicamentos que contienen ácido bórico y en casos de ingestión accidental, especialmente en niños de corta edad. La toxicidad de origen profesional se deriva gene- ralmente de la exposición del aparato respiratorio o de heridas abiertas a polvos, gases o vapores de los compuestos de boro.
El contacto con casi todos estos materiales en concentraciones habituales puede producir irritación aguda de los ojos, la piel y el tracto respiratorio. La absorción afecta a la sangre, el tracto respiratorio y digestivo, los riñones, el hígado y el sistema nervioso central y, en casos extremos, puede originar la muerte.
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