Siempre debe evitarse el contacto con otros ácidos y materiales combustibles u oxidables. Las instalaciones eléctricas deben ser resistentes a los ácidos.
Las zonas dedicadas al almacenaje de estos productos deben estar separadas de las demás dependencias, bien ventiladas y protegidas de los rayos solares y otras fuentes de calor. El suelo de estas áreas será de cemento y no contendrá sustancias que puedan reaccionar con un ácido. Los grandes almacenes deben estar rodeados por un muro, con el fin de retener el ácido en caso de derrame accidental, debiendo existir, además, los elementos precisos para neutralizarlo. Fuera de los almacenes deberá haber una boca de incendios y un equipo autónomo de protección respiratoria para casos de emergencia o para rescate. Los derrames se limpiarán inmediatamente con una manguera. En el caso de que se produzca un gran derrame, se mandará evacuar las instalaciones a todo el personal y después, una vez provistos del equipo de emergencia, se intentará neutralizar el ácido con agua o arena calcinada. Las instalaciones eléctricas deben ser resistente al agua y al ataque de los ácidos. Es conveniente contar con iluminación de seguridad.
Los envases deben mantenerse herméticamente cerrados y claramente etiquetados, indicando su contenido. Cuando sea preciso se tomarán medidas de descompresión. Todas las conducciones, uniones, juntas y válvulas deben ser de un material resistente al ácido nítrico. Los envases de cristal o plástico deben estar convenientemente protegidos contra impactos y por encima del nivel del suelo para facilitar el vaciado en caso de derrame. Los bidones se almacenarán sobre bastidores o caballetes y estarán debidamente calzados. Los cilindros de gas de ácidos anhidrosos gaseosos se deben almacenar en posición vertical y con la capucha puesta. Los envases llenos y los vacíos se almacenarán en lugares separados. Es muy importante la limpieza y un buen mantenimiento.
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