jueves, 31 de octubre de 2013

Riesgos de el Amoniaco


El amoniaco está presente en pequeñas cantidades en el aire, el agua, la tierra y en especial, en la materia orgánica en descomposición. Es un producto del metabolismo humano, animal y vegetal normal. El esfuerzo muscular y la excitación del sistema nervioso produce un aumento de la formación de amoniaco
cuya acumulación en los tejidos puede producir intoxicación. La formación endógena de amoniaco también aumenta durante el curso de muchas enfermedades. A través de los procesos vitales es combinado y excretado por el organismo, sobre todo en forma de sulfato amónico y urea. El amoniaco tiene también una gran importancia en el metabolismo del nitrógeno en las plantas.
El amoniaco es ligeramente reactivo y oxidable, permitiendo fácilmente la sustitución (de los átomos de hidrógeno) y otras reacciones. Arde en presencia de aire o hidrógeno, formando nitrógeno. Un ejemplo de sustitución sería la formación de amidas de metales alcalinos o alcalinotérreos. En reacciones de adición, forma formas amoniacales (por ejemplo, CaCl2×8NH3, AgClNH3) y otros compuestos. Al disolverse en agua forma hidróxido amónico (NH4OH), que es una base débil que se disocia de la siguiente forma:

El radical NH + no existe en forma libre, ya que se descompone en 4 amoniaco e hidrógeno cuando se intenta aislar. La intoxicación por amoniaco puede tener lugar durante su producción y también durante la producción de ácido nítrico, nitrato y sulfato amónicos, fertilizantes, urea y sosa, así como en refrigeración, fábricas de hielo, talleres de estampación de algodón, tintado de fibras, galvanoplastia, síntesis orgánicas, termotratamiento de metales (nitruración), laboratorios químicos y muchos otros procesos. El amoniaco se produce y emite también durante el procesado del guano, en la purificación de residuos, en las refinerías de azúcar y en las tenerías. También se encuentra en el acetileno no purificado.
La intoxicación industrial es generalmente aguda, si bien, aunque menos común, también puede producirse de una forma crónica. Los efectos irritantes del amoniaco afectan especial- mente a las vías respiratorias altas y, cuando se encuentra en concentraciones elevadas, afecta al sistema nervioso central, produciendo espasmos. La irritación del tracto respiratorio supe- rior se produce con concentraciones superiores a 100 mg/m3, y la concentración máxima tolerable en 1 hora oscila entre 210 y 350 mg/m3. Las salpicaduras de agua amoniacal en los ojos son especialmente peligrosas. La rápida penetración del amoniaco en el tejido ocular puede ocasionar perforación de la córnea e incluso la destrucción del globo ocular. En cada sección de una fábrica de amoniaco existen riesgos específicos. En las secciones donde el gas se produce, se convierte (oxidación de CO a CO2),
se comprime y se purifica, el problema principal es la emisión de monóxido de carbono y de sulfuro de hidrógeno. Durante la síntesis pueden desprenderse cantidades considerables de amoniaco. Las emisiones a la atmósfera pueden alcanzar límites explosivos.


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