Acido fluoroacético. Los ácidos di y trifluoroacético presentan un nivel de toxicidad menor que el ácido monofluoroacético (ácido fluoroacético). El ácido monofluoroacético y sus compuestos son es- tables, muy tóxicos y perniciosos. Al menos cuatro plantas de Sudáfrica y Australia deben su toxicidad a este ácido (Dichapetalum cymosum, Acacia georginae, Palicourea marogravii) y recientemente se ha comprobado que más de 30 especies de Gastrolobium y Oxylobrium en la zona oeste de Australia contienen cantidades variables de fluoroacetato.
El mecanismo biológico responsable de los síntomas de intoxicación por fluoroacetato es la “síntesis letal” de ácido fluorocítrico, el cual, a su vez, bloquea el ciclo de los ácidos tricarboxílicos por inhibición de la enzima aconitasa. La privación resultante de energía al detenerse el ciclo de Krebs va seguida de disfunción celular y muerte. Por otro lado, es imposible especifi- car cuál es la dosis tóxica de ácido fluoroacético para el ser hu- mano; probablemente esté comprendida entre 2 y 10 mg/kg, si bien existen algunos fluoroacetatos mucho más tóxicos. En gen- eral, una o dos gotas del tóxico por inhalación, ingestión o absorción, a través de cortes o abrasiones de la piel o a través de la piel intacta, pueden resultar mortales.
De los estudios realizados en hospitales por casos de intoxica- ción parece deducirse que los principales efectos tóxicos de los fluoroacetatos en el ser humano afectan al sistema nervioso central y al sistema cardiovascular. Las víctimas sufren convulsiones epileptiformes graves que se alternan con coma y depresión. La muerte puede sobrevenir por asfixia durante una convulsión o por insuficiencia respiratoria. No obstante, los síntomas más característicos son las irregularidades cardíacas, una marcada fibrilación ventricular y parada cardíaca. Estos síntomas (que no se pueden diferenciar de todos los demás que se observan con fre- cuencia en la práctica clínica) suelen ir precedidos de un período inicial de latencia superior a 6 horas, caracterizado por náuseas, vómitos, sialorrea, entumecimiento, sensación de hormigueo, epi- gastralgias y opresión. Posteriormente pueden aparecer otros sig- nos y síntomas, como contracturas musculares, descenso de la tensión arterial y visión borrosa.
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