Anhídrido acético. Cuando se expone al calor, el anhídrido acé- tico libera humos tóxicos que pueden explotar en presencia de una llama. Reacciona violentamente con ácidos fuertes y oxi- dantes como ácido sulfúrico, ácido nítrico, ácido clorhídrido, permanganatos, trióxido de cromo y peróxido de hidrógeno, así como con sosa.
El anhídrido acético es un potente irritante y tiene propiedades corrosivas cuando contacta con los ojos, por regla general de forma retardada. El contacto va seguido de lagrimeo, fotofobia, conjuntivitis y edema de córnea. La inhalación puede causar irritación de la nasofaringe y el tracto respiratorio superior, con sensación de quemazón, tos y disnea. Las exposiciones prolongadas pueden determinar la aparición de edema pulmonar. La ingestión de este producto causa dolor, náuseas y vómitos. En caso de contacto prolongado con la piel puede aparecer dermatitis.
Siempre que exista peligro de contacto con esta sustancia, se recomienda el uso de ropas y gafas protectoras y la disponibilidad de duchas e instalaciones para el lavado de los ojos. Para concen- traciones de hasta 250 ppm se recomienda el uso de respiradores con filtros químicos y para concentraciones de 1.000 ppm se re- comienda el uso de máscaras integrales de protección respiratoria con suministro de aire. En caso de incendio tendrán que utiliz- arse aparatos respiradores autónomos.
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